Hoy ni siquiera existe un registro unificado a nivel nacional de todos los pescadores artesanales para una actividad de pequeña escala pero con gran impacto en el empleo y la generación de ingresos a nivel local.
Introducción
La pesca artesanal marítima es una actividad que en nuestro país ha tenido dos momentos de desarrollo en las últimas décadas. En la Patagonia hubo una expansión de la actividad a mediados de la década del noventa y en la provincia de Buenos Aires dicho auge se dio luego de la crisis de 2001. Estos hechos demuestran además de ser una actividad tradicional también sirve de “refugio” en épocas de crisis económica y alto desempleo. La pesca artesanal marítima es en Argentina una actividad comercial, de pequeña escala pero con gran impacto en el empleo y la generación de ingresos a nivel local. No existe una cuantificación precisa, pero se estima que por lo menos 2.000 pescadores ejercen la actividad pesquera artesanal en todas sus modalidades a lo largo del litoral marítimo del país. Hasta el momento no existen registros oficiales a nivel nacional y los registros provinciales no abarcan a la totalidad de actores que ejercen la actividad, sino solo a aquellos que se encuentran formalmente conforme a la normativa vigente.
Resultados
Caída de la rentabilidad: costos dolarizados y precios estables
Uno de los problemas más acuciantes de los últimos años ha sido el incremento de costos. Los incrementos del precio del combustible desde el año 2016 y las sucesivas depreciaciones de la moneda nacional han encarecido tanto los insumos (combustible, elementos de seguridad, etc.) como los elementos del capital fijo utilizado por los pescadores (embarcaciones, motores).
Al tiempo que los costos aumentaron, los precios percibidos por los pescadores no aumentaron en la misma proporción disminuyendo los márgenes de rentabilidad. El bajo poder de negociación de los pescadores frente a plantas de procesamiento, frigoríficos, intermediarios o incluso pescaderías los lleva a ser precio-aceptantes y a ser despojados de gran parte del excedente económico. La debilidad en la organización, a excepción de unas pocas localidades con asociaciones sólidas, es un impedimento a la hora de lograr buenos precios en la negociación con los compradores. En este sentido, la imposibilidad de almacenar por no contar con cámaras frigoríficas lleva a los pescadores a tener una bajísima elasticidad precio de la oferta, llevando a que el precio lo determinen los demandantes. Debido al incremento del precio de combustible ha emergido la pesca de costa con caña, redes, medio mundo e incluso con kayak. Estas modalidades de pesca costera tienen una escala menor a la de los trackers, semirrígidos y lanchas de fibra, pero permiten obtener algunos ingresos y acceso a alimentos.
Como ejemplo gráfico de la pérdida de rentabilidad los pescadores del sudeste de la Provincia de Buenos Aires señalan que en 2001 colocaban, en promedio, el kilo de pescadilla (una de las principales especies junto con la corvina del variado costero bonaerense) al mismo precio que el litro de nafta: un dólar. Actualmente el precio del kilo de pescadilla recibido por los pescadores artesanales en la venta a una planta es entre un 30 y un 50% menor al valor del litro de nafta. Esto los obliga a aumentar las cantidades pescadas en la medida que el recurso lo permita.
Falta de coordinación y conflictos con actores estatales
La pesca artesanal conjuga la participación de varios actores estatales y privados de diversa índole. Al ser una actividad que debe realizarse en aguas de jurisdicción provincial, la administración de permisos de pesca es llevada adelante por las direcciones de pesca provinciales. Por implicar temas de seguridad en el mar interviene Prefectura Naval, así como también se requiere de la intervención de SENASA en temas de salubridad e inocuidad. También los municipios son parte de la gestión ya que muchas veces interceden ante las direcciones provinciales para la obtención de permisos y llevan adelante también las inspecciones desde sus áreas de bromatología. Los organismos impositivos y de control de las condiciones laborales también son parte de los actores intervinientes sobre la pesca artesanal. Los altos costos de formalización de trabajadores en relación a los ingresos netos que genera la actividad, ha llevado a que algunos pescadores se hayan registrado como monotributistas (o monotributistas sociales) aunque es muy frecuente la inconstancia en los pagos de este impuesto. Las reglas formales y no formales así como la negociación de los pescadores con cada uno de estos actores son factores clave que condicionan desde la posibilidad de navegar hasta la posibilidad de comercializar. Estas condiciones son muy variables entre provincias y entre municipios. La falta de reglas claras y de coordinación entre actores estatales muchas veces empujan a importantes grupos de pescadores artesanales hacia la informalidad.
Tabla 1: Ventajas y desventajas de las formas de comercialización y destino de la captura de los pescadores artesanales de la Provincia de Buenos Aires. Fuente: Elaboración propia en base a entrevistas a pescadores y 1° Encuesta Nacional de Pescadores Artesanales.
Forma de comercialización/Destino de la captura | Ventajas | Desventajas |
Planta propia | -Distintos tipos de procesos-Posibilidad de almacenamiento-Mayor poder de negociación-Diversificación de las opciones de venta– Posibilidad de utilización de residuos para elaboración de subproductos | -Necesidad de sostener volúmenes de captura para lograr determinada escala de producción-Costo de almacenamiento-Costos administrativos-Costos impositivos, de habilitación-Responsabilidades sanitarias |
Directo a planta | -Compra garantizada de grandes cantidades.-Venta inmediata | -Mínimo poder de negociación (Precios bajos) |
Intermediarios | -Venta inmediata | -Mínimo poder de negociación (Precios bajos) |
Consumidor directo | -Se evita intermediarios-Mejores precios | -Dificultades para la organización del mercado para el consumidor directo-Pequeñas cantidades-Responsabilidades sanitarias |
Bocas de expendio (supermercados, pescaderías, restaurantes, etc.) | -Se evita intermediarios-Mejores precios | -Altos requisitos de calidad, envasado-Mayor selección / preclasificación-Requisitos impositivos |
Consideraciones finales
Desafíos para la pesca artesanal en la Argentina
Resulta urgente lograr por parte de autoridades nacionales y provinciales un trabajo sistemático tendiente a la ordenación y formalización de la actividad. Hasta el día de hoy ni siquiera existe un registro unificado a nivel nacional de todos los pescadores artesanales. La porción de embarcaciones artesanales registrada por Subsecretaría de Pesca de la Nación es una porción mínima del conjunto existente que ejerce la actividad. Al mismo tiempo la Secretaría de Agricultura Familiar contiene dentro del RENAF (Registro Nacional de Agricultores Familiares) relevamientos de pescadores artesanales tanto marítimos como continentales. La falta de coordinación entre estas dependencias son un obstáculo a la hora de pensar políticas para el sector y mejorar las condiciones de trabajo y de vida de los pescadores.
La falta de representación en ámbitos de decisión de los pescadores artesanales es un límite a la visibilización y resolución de las problemáticas de este subsector. El poder de lobby también es mínimo y por lo tanto la capacidad de influir sobre los tomadores de decisión es extremadamente acotada. Para incrementar este poder de presión es necesario avanzar en la organización de las asociaciones de pescadores y su unificación en la lucha por sus reivindicaciones. Es necesario que las leyes de pesca artesanal provinciales se apliquen, sobre todo en lo que tiene que ver con el fomento de la actividad y que la Provincia de Buenos Aires también cuente con una ley de pesca artesanal que promocione la actividad como fuente de empleo, ingresos y proveedor de alimentos sanos y frescos obtenidos con el menor impacto ambiental. Dicho fomento de la actividad además de contar con un financiamiento adecuado también debe considerarse en términos de investigación y asesoramiento por parte de las instituciones estatales hacia los pescadores. La inexistencia de estadísticas y la falta de evaluaciones científicas sobre las áreas costeras impiden dimensionar la importancia de la actividad y tener herramientas para su manejo. Esta regulación, sin dudas tendrá que ser un manejo participativo que no deje de lado a los actores que hacen de la pesca artesanal su medio de vida, y que son los principales interesados en explotación sostenible del recurso pesquero.
Grupo Marítimo y Fluvial del IEF