Es por ello que afirmábamos:
“Luego de 30 años con nuestros aciertos y debilidades sabemos de la necesidad de repensarnos sin abandonar las definiciones liminares que nos dieron origen. Necesitamos reconocer que la reestructuración del capitalismo (en los últimos cuarenta años) y el dinamismo del cambio tecnológico nos plantean nuevos desafíos; que no estamos frente a la misma clase trabajadora que en la década del ´90 donde hacía estragos una desocupación estructural, pero aún sobrevivía cierto imaginario ligado al Estado de Bienestar. Al mismo tiempo, seguimos sosteniendo que el trabajo es la única forma de creación de valor y agregamos que hoy, de la mano de ese dinamismo tecnológico, se han transformado en mercancía y en actividad productiva aspectos impensados de la vida humana. En definitiva, que el espacio y el tiempo de creación de plusvalor exceden los ámbitos y las jornadas laborales (basta echar una mirada a la vida cotidiana para advertirlo). Es así que lejos de superarse las condiciones de fragmentación y precariedad de la clase trabajadora éstas se profundizaron. En igual sentido, es necesario reforzar y nutrirnos de las nuevas formas de representación del conflicto social como son los movimientos sociales, de los cuales el movimiento de mujeres aparece como uno de los fenómenos más trascendentes en términos instituyentes de la era contemporánea en el campo popular.
Nuestro Instituto de Estudios y Formación IEF, ámbito identitario de nuestra Central, se propone desarrollar procesos para apuntalar la acción política expresada en dicho documento, y que transcurrirá hacia un nuevo momento institucional de nuestra Organización.