Los sistemas de producción y consumo de alimentos han evolucionado históricamente, siendo influenciados por políticas neoliberales que han impuesto la lógica capitalista en su producción y distribución. El artículo analiza el impacto de estas políticas en las mujeres, especialmente en las campesinas, resaltando su papel fundamental en la producción y distribución de alimentos. Se destaca la necesidad de una propuesta alternativa al modelo agrícola dominante que incorpore una perspectiva feminista, apoyada por movimientos sociales que promueven la soberanía alimentaria.