El intento de Milei de guerra contra el pueblo incentiva la superinflación, favorece a las grandes empresas y privilegia al capital financiero y al agronegocio. Afecta parcialmente a los industriales y no ha logrado aún retribuciones por su sometimiento a Estados Unidos. Propicia el miedo y el autoritarismo, pero ha tenido cuestionados decretos, fracasos represivos y orfandad callejera en su debut. La resistencia ha comenzado y los desenlaces están abiertos.