El Instituto de Estudios y Formación IEF-CTA presenta este documento elaborado en marzo de 2023 por el equipo de trabajo conformado por Claudio Lozano, Agustina Haimovich, Ana Rameri, Javier Rameri y Eugenia Ventura, con la coordinación de Daniel Godoy y Tomás Raffo. El documento constituye, por un lado, una radiografía de la situación del mercado de trabajo. Por otro lado, se indaga sobre la incidencia de la pobreza y las principales estrategias de subsistencia desarrolladas por los hogares. Para ello, se utiliza como fuente la última base de microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) publicada por el INDEC, correspondiente al 3er trimestre de 2022. Los datos presentados refieren al total de aglomerados urbanos cubiertos por la EPH.

A modo de síntesis, se destaca en primer lugar que la subutilización de la fuerza laboral (desempleo más subempleo) asciende al 18,1% de la población económicamente activa (PEA). La presión sobre el mercado laboral supera a la desocupación abierta y abarca también a un conjunto de trabajadores que demandan activamente otro empleo. Así, la presión efectiva sobre el mercado de trabajo llega al 23,1% de la PEA. Si se agrega a quienes, si bien no buscan activamente otra ocupación, desean trabajar más (ocupadas/os disponibles no demandantes) la disponibilidad de la fuerza de trabajo alcanza al 29,2% de la PEA. En un mercado de trabajo signado por los efectos de la desaceleración de la actividad económica provocada por el acuerdo con el FMI, el desempleo estructural se manifiesta como uno de sus rasgos más extremos: para el tercer trimestre de 2022, 4 de cada 10 desocupados y desocupadas se encontraban buscando empleo sin éxito hacía más de un año.

Los niveles de desempleo y subempleo son superiores para las mujeres, lo cual lleva a que la subutilización laboral para este grupo ascienda al 22,2% (versus el 14,9% para los varones). Lo mismo ocurre con la presión efectiva (24,5% vs. 22%, respectivamente) y con la disponibilidad (30,5% vs. 28,2%, respectivamente). En las y los jóvenes de 18 a 24 años de edad, para quienes la desocupación alcanza el 21,2%, es aún mayor en el caso de las mujeres jóvenes (22,5% vs. 20,2% de los varones jóvenes).

Los elevados niveles de desocupación estructural ponen en cuestión la necesidad de repartir el tiempo de trabajo, en un contexto en el cual casi 3 de cada 10 ocupados/as trabajan por encima de las 45 horas semanales. Son trabajadores expuestos/as a un desgaste prematuro de su fuerza de trabajo a causa de la ultra explotación mediante jornadas extenuantes. Si se repartiera el excedente acumulado de horas trabajadas del total de sobreocupados/as, podrían liberarse más de 2 millones de ocupaciones y se resolvería el problema del desempleo. Si se acota el ejercicio a aquellos/as trabajadores sobreocupados/as que se desempeñan en una relación de dependencia formal, en tanto existen más mecanismos para hacer efectivos estos controles, el resultado sigue siendo contundente: la cantidad de desocupados/as se reduciría un 60%.

A continuación publicamos el documento completo en formato PDF:

Print Friendly, PDF & Email