Por Cecilia Fernández Lisso | El cambio climático está acelerando tanto la escasez de agua como las sequías, inundaciones y otras amenazas relacionadas con este bien común no renovable. El aumento de temperatura altera gravemente el ciclo del agua y los patrones de vida en el planeta.
La situación del agua en el planeta es un tema crítico y acuciante. Escasez de agua, mala calidad del agua, falta de acceso al agua potable, depredación y contaminación de ríos y mares, son solo algunas de las problemáticas que rozan apenas las agendas de nuestros funcionarios, y es un tenue roce porque el abuso con el agua está directamente relacionado a los negocios globales de la megaindustria, la ciencia y la tecnología que en conjunto, sostienen las economías capitalistas.
Todas estas realidades están, en gran parte, causadas y profundizándose por un sistema de producción extractivo extensivo y un mercado de hiperconsumo que genera la acumulación de gases de efecto invernadero (GEI), pero la emisión de estos gases que están recalentando el mundo de un modo acelerado, aunque las estadísticas hablen de promedio país, promedio persona, no son emitidas en forma equitativa porque el 10% más rico de la población mundial genera casi la mitad de las emisiones derivadas de los hábitos de consumo; mientras que el 50% más pobre de la población solo genera el 10% de esas emisiones y sufre la mayor parte de sus consecuencias.
Ya hemos publicado que solo 127 de las personas más enriquecidas del mundo, producen la misma cantidad de dióxido de carbono (GEI) que emite un país de 70 millones de personas como francia.
El argentino Paolo Rocca, mediante su participación en Tecpetrol, Tenaris y Ternium, emiten anualmente, según Oxfam, casi 9 millones de toneladas de CO2eq. Carlos Slim, emite casi 7 millones de toneladas de CO2eq. Warren Buffett se anota con 3,5 millones de tn de CO2eq; Bill Gates, con 4,8 millones de toneladas. Elon Musk, dueño de Tesla, es responsable de la emisión de 79 mil toneladas de CO2eq. Jim Walton, de Walmart, por la emisión de 2,1 millones de toneladas; y Alice Walton, de la misma cadena, por 2,2 millones.
Cómo es posible que un sistema socioeconómico basado en la evidencia científica desoiga a la ciencia cuando mundial y muy claramente está diciendo HAY QUE FRENAR LA EMISIÓN DE GASES DE EFECTO INVERNADERO?!!