Por Cecilia Fernández Lisso, Área Ambiente y Modelo Productivo IEF CTA. El extractivismo extensivo es un modelo global de concentración económica terriblemente destructivo. Es el ejercicio de la devastación sostenido por las corporaciones y los gobiernos a pesar de que la realidad de sus impactos estalla en el medioambiente y en nuestros cuerpos todos los días. Las poblaciones resisten en cada rincón del planeta donde las multinacionales convirtieron o intentan convertir un bien común, en un negocio criminal

Esquemas de saqueo

Monocultivo extensivo: de soja, trigo, cacao, maíz, pino, eucaliptus… Con su asociado corrimiento de fronteras, desertificación, desmonte, envenenamiento con agrotóxicos en suelos, ríos, aires, poblaciones… Para alimento del ganado hacinado que nutre a la vez las grandes cadenas de comidas procesadas; para el biodiesel y otros combustibles que trasladan producciones de un lado al otro del planeta, o garantizan la materia prima de pasteras y llenan las góndolas de millones de supermercados y franquicias en ciudades colapsadas. Estrangulamiento de otros ríos para construcción de gigantes represas que permiten a su vez la construcción de multiemprendimientos megaenergéticos. Deshechos, basuras, contaminación sin límite ni control en más ríos y napas y aires y gentes para la megaminería. Voladura, desaparición… cómo llamar al calamitoso negociado de minería a cielo abierto que borra del paisaje una montaña, cómo imaginar ingenieros y científicos expertos diseñando con fondos de los Estados semejantes ideas, tamaños proyectos destructivos, rapiñeros, contaminantes y hasta asesinos?!! No alcanzan los vocabularios de los muchísimos idiomas que gritan desde hace décadas para detener el desastre, siguen generando, a fuerza de más y mayor extracción, nuevas tecnologías más inteligentes e ingenierías no convencionales, como si lo convencional no hubiese sido a esta altura motivo suficiente para detener el expolio.

Discursos

Durante muchos años sus propuestas fueron de progreso e innovación, hoy proponen la transición. Dicen buscar nuevas tecnologías, más “limpias”, para minimizar el efecto invernadero, mitigar el cambio climático, reducir el calentamiento global; pero pareciera que lo que intentan es poder extender por más tiempo su lógica financiera basada en una depredación en dólares para sostener su poder económico hiperconcentrado, que es además el que mayor efecto invernadero provoca y más calentamiento global produce. Nos presentan la transición a energías limpias como una solución a mediano plazo, con energía atómica o nuclear que ya ha ocasionado desastres y es imposible llamarla limpia porque las plantas nucleares genera miles de toneladas de basura radioactiva que es un problema muy muy grave. También proponen transicionar a energía eólica y solar extensiva que requiere ser producida con más extractivismo y supone grandísimas extensiones de tierra, y también el creciente boom del litio para electricidad, que es un bien común limitadísimo, calculan que todo el litio de Argentina no duraría ni 40 años con extracción intensiva. Y no nos adentramos aquí ni en el despojo que requiere el desarrollo de tecnología para inteligencia artificial, ni en los desarrollos para ingeniería espacial que necesitan kilos de metales, miles de millones de litros de agua para enfriamiento y consumen miles de kilómetros de oxígeno en poquísimo tiempo como el reciente negocio de divertir a millonarios con “turismo espacial” que se traduce en que unas pocas personas que por entretenimiento emiten no menos de 75 toneladas de carbono por pasajero en un vuelo de 11 minutos, mientras que mil millones de individuos en tierra emiten menos de una tonelada por persona por año.

Nada de lo que proponga este sistema de capitales basados en la industria extractiva extensiva es sustentable, y mucho menos limpio.

A Continuación el Informe completo en formato PDF (se puede descargar, ampliar, compartir, etc.)

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