En 1878, la Unión Tipográfica Bonaerense se convierte en una de las primeras manifestaciones del movimiento obrero argentino al resistir la rebaja de salarios impuesta por una imprenta. A principios del siglo XX, el movimiento obrero argentino se consolida como una realidad, recordando a los dirigentes de la república oligárquica que tienen una deuda pendiente con sectores importantes de la población.